El 1 de
Julio de 2016, el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de las Naciones Unidas en
Ginebra adoptó una Declaración sobre el Derecho a la Paz por la mayoría de sus
Estados miembros, cuyo texto es el resultado de tres años de trabajo con todos
los actores implicados liderados por Costa Rica, a través de su Embajador
Christian Guillermet-Fernández.
El proyecto
de resolución L. 18, en el cual se anexaba la Declaración, fue presentada por
la delegación de Cuba, quien puso de relieve que la aprobación de esta
Declaración se enmarca en el contexto de la firma en La Habana el pasado 23 de
junio, del acuerdo para el Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y
Definitivo, entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia–Ejército del Pueblo (Farc-EP).
Desde que
tuvo lugar la primera sesión del Grupo de Trabajo sobre el Derecho a la Paz en
febrero de 2013, hasta la última sesión celebrada en abril de 2015 en Ginebra,
Costa Rica ha estado guiando los trabajos de este Grupo de Trabajo.
Sin
embargo, ha sido gracias a la movilización y liderazgo mostrado por un
importante grupo de celebridades del mundo del arte, la cultura y el deporte,
reunidas en torno a Paz sin Fronteras –fundada por Miguel Bosé y Juanes-, que
los Estados del CDH decidieron cerrar definitivamente esta etapa. Otra
importante contribución de algunos sectores de la sociedad civil es la
redacción del artículo primero, el cual declara que “toda persona tiene derecho
a disfrutar de la paz”.
Conforme a
esta Declaración, los principales elementos que componen el derecho a la paz, y
que fueron consensuados entre los diferentes actores internacionales, incluida
una mayoría de la sociedad civil que participaron activamente en el proceso
intergubernamental, son los siguientes: los principios contenidos en la Carta
de las Naciones Unidas; la condena absoluta y la obligación de respetar los
derechos humanos en la lucha el terrorismo; el ejercicio del derecho a la libre
determinación de todos los pueblos, incluidos los que viven bajo dominación
colonial u otras formas de dominación u ocupación extranjera; el reconocimiento
de que el desarrollo, la paz y la seguridad, y los derechos humanos están
interrelacionados y se refuerzan mutuamente; la resolución pacífica y la
prevención de los conflictos; el papel positivo de la mujer; la erradicación de
la pobreza y el desarrollo sostenible; la importancia de la moderación, el
diálogo, la cooperación, la educación, la tolerancia y la diversidad cultural;
la protección de las minorías y la lucha contra el racismo, la discriminación
racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia.
Sin
embargo, como elemento fundamental para la promoción del derecho a la paz, la
Declaración destaca la implementación de la Declaración y el Programa de Acción
sobre una Cultura de Paz, la cual centra su atención en la seguridad humana y
la erradicación de la pobreza, el desarme, la educación, el desarrollo, el
medio-ambiente y la protección de los grupos vulnerables, los refugiados y
migrantes.
Posteriormente,
la Declaración invita a todos los interesados a que, en sus actividades, se
guíen por el reconocimiento de la importancia de practicar la tolerancia, el
diálogo, la cooperación y la solidaridad entre todos los seres humanos, los
pueblos y las naciones como medio para promover la paz. Y para ello, la
Declaración declara que las generaciones actuales deben velar porque tanto
ellas mismas como las,futuras aprendan a convivir en paz con la aspiración
máxima de salvar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra.
A nivel de
la implementación, se reconoce el papel predominante de la UNESCO, que junto a
la promoción de instituciones internacionales y nacionales de educación para la
paz tendrán como objetivo fortalecer el
espíritu de la tolerancia, el diálogo, la cooperación y la solidaridad. Y para
ello, la Declaración reconoce expresamente en su parte operativa que “con tal
fin, la Universidad para la Paz contribuirá a la ingente tarea universal de
educar para la paz por medio de la enseñanza, la investigación, los estudios
postuniversitarios y la divulgación de conocimientos fundamentales”.
Además, el
CDH recomienda a la Asamblea General de las Naciones Unidas que adopte la
“Declaración sobre el derecho a la paz”, en el 71 periodo ordinario de
sesiones que iniciará sus trabajos en
septiembre de 2016. Gracias a la investigación, al trabajo académico y la
confianza depositada por una multitud de personas, gobiernos e instituciones,
esta aventura conjunta ha llegado a buen puerto en Ginebra. En particular, la
Declaración es el resultado del papel que han jugado durante años algunos
sectores de la sociedad civil, los cuales han demostrado que el diálogo genuino
entre todos los actores y grupos regionales son la base para la paz y el entendimiento
en el mundo.
Christian
Guillermet-Fernández. Fue
Presidente-Relator del Grupo de Trabajo sobre el Derecho a la Paz (2013-2015);
David Fernández Puyana. Fue su asistente legal (2013-septiembre 2015).
Christian Guillermet Fernández y David Fernández Puyana. IPS Notiias.net. Ginebra, Suiza, 12/07/16